miércoles, 14 de marzo de 2007

La prudencia del educador católico

La Prudencia del Educador Católico
Autor: Juan Pablo Barros S.
Para tener una visión moral del educador es requisito el abocarnos a la tarea de precisar algunas normas básicas de nuestro actuar, que nos permitirán el mejorar nuestra conducta como educadores ejemplares. Creo que los siguientes
nos darán la clave de tal postura: Responsabilidad, espíritu de servicio y solidaridad, fidelidad familiar, autoridad y trabajo.

1) En primer lugar, la responsabilidad, al tener todos obligaciones , es posible que a veces no las cumplamos correctamente, pero ,al menos, tenemos conciencia del compromiso que ellas envuelven y su incumplimiento genera
una profunda inquietud: la noción de estar faltando a nuestro deber .
Hay que recordar, aunque parezca obvio, que nuestra función es pública y como tal, somos responsables al igual que los gobernantes, del desarrollo de un país. Es tan así que la realización de nuestro destino personal esta ligado a la
buena marcha de lo público y lo privado.
Vivir en una sociedad libre y civilizada significa contar con muchas ventajas que disfrutamos a diario: orden, paz y tranquilidad, que requieren la necesaria retribución de nuestra parte. Desde el respeto y cuidado de lo que no es
nuestro hasta la entrega puntual y correcta de las evaluaciones de nuestros alumnos, son sólo muestras de piedad justa.
2) El educador cristiano por esencia es solidario, y ésta no consiste en tener opiniones idénticas, ni menos del espíritu crítico de nuestra misión de intelectuales; la solidaridad es más fuerte que las discrepancias porque esta basado en el amor verídico, que nos muestra que las divergencias no afectan al vínculo que nos une.
Ocurre lo mismo que una familia: entre hermanos pueden existir criterios opuestos que den lugar a apasionados debates, pero si se tiene una formación moral sólida, el sentimiento de afecto que los liga es más profunda que las
ideas que los separan. Hay que ser tolerantes con las personas pero no con los principios, como Dios, la Patria y el Hogar; no puede entenderse que en un mal entendido pluralismo se permita el error, es una regla básica de Lógica y de
convivencia sana basada en el Bien Común.
3) La Familia es el núcleo básico de la sociedad, es la primera escuela de convivencia ordenada, y es el molde en el cual se funde la fisonomía moral de cada persona; las nociones básicas de deberes y derechos se inculcan y
desarrollan desde la más tierna infancia, nuestros centros del saber son reflejo del hogar.
Hay una vinculación muy profunda en las relaciones familiares, que lamentablemente no se reflejan en las relaciones de profesor y alumno, que análogamente son las de papá e hijo. Además hay una dimensión de trascendencia mutua,pues somos hijos de la tradición: La Educación abarca también a los que nos precedieron y a nuestras generaciones
futuras.
Debe existir una solidaridad con este principio ético que permite la continuidad histórica y la sobrevivencia en el tiempo;debe partir del conocimiento y valoración de nuestro pasado, para no diluirnos en una mal entendida globalización.Nuestros antepasados crearon con esfuerzo y heroísmo lo que somos y es nuestro deber engrandecerlo; no somos los
dueños sino los custodios de ese patrimonio cultural.
4) La Libertad sólo se logra en un marco de orden, es casi paradójico que todavía se crea que termina donde comienza la del otro, con esta visión caemos en lo contrario de la misma libertad personal. Si yo abuso violando la dignidad del otro, o permitiendo la ineficiencia educativa, estoy destruyendo la libertad de toda la comunidad: Sed perfectos como vuestro Padre es perfecto.
La Ley y la autoridad legítima es la norma establecida para fijar los límites necesarios de los derechos de cada uno, en el ejercicio de ésta trascendental función los docentes tenemos una misión clara, definida y específica: ser los mejores en lo nuestro. En nuestra esfera, por reducida y modesta que parezca, se da esta alternativa de mando y obediencia; pero como todo buen gobernante, no venimos a que nos sirvan sino a servir, nuestra misión es la de ser creadores de un orden que permita que todos y cada uno puedan tener la posibilidad de alcanzar la máxima realización personal: La Educación es sacar lo mejor de cada uno.
5) La dignificación de nuestra labor es quizás la clave de estas líneas, un criterio en el cual entendamos que el legítimo progreso sólo se alcanza con el mérito y el esfuerzo personal; los culpables de nuestra situación actual no son las
estructuras sociales, sino nosotros mismos.
El Trabajo es el medio por excelencia del progreso humano, recordemos que a través de él el hombre se convierte en persona, ya que logra apropiarse de lo que es de él. La propiedad es una proyección de la libertad personal, la persona
cuida más lo que es de él que lo que es de todos, inclusive las instituciones educativas aprovechan el esfuerzo espontáneo de sus miembros para alcanzar algún bien material que les hace falta.
Este derecho natural de propiedad requiere del necesario rol social, pues todo derecho involucra un deber: tenemos un mayor número de derechos en la medida en que cumplimos nuestros deberes; éste criterio recto y justo contribuye poderosamente a evitar tensiones sociales, y hace posible el desarrollo equilibrado de la comun-unidad.